sábado, 3 de agosto de 2013

Diferencias psicológicas entre banquero y empresario: implicaciones diversas

Gregorio Gil García
Aclaro que yo llamo empresario a quien con su esfuerzo y conocimientos (y los de sus colaboradores) crea una empresa desde cero hasta que consigue su velocidad de crucero. Otra cosa son los gestores o empresarios-gestores. No se debería confundir a un conductor con el equipo que diseña y pone en marcha un nuevo modelo de avión autobús o ferrocarril. Aclarados estos término debo decir que siempre me llamó la atención la diferencia entre un banquero y un empresario. Este último es capaz de estar trabajando en algo por lo que cree y no sólo ni por dinero, como es el caso del banquero. El énfasis del banquero está en el corto plazo y, muchas veces en el caso del empresario (ni siquiera considera el plazo como algo primordial). Si el proceso creativo está controlado estrechamente por el banquero la creatividad (y por supuesto la innovación) y muchas veces tampoco la productividad habrá forma de que mejore (salvo por el conocido atajo de la precariedad laboral, desconociendo, e incluso despreciando totalmente a Deming). En España muchas veces ha ocurrido y lleva ocurriendo esto. Fue la época de los “pelotazos” con independencia de la industria de que se tratara, es claro que hizo falta una mejor planificación asunto siempre necesario, el “mercado libre”, sin controles, nos lleva a la ley de la selva y a aumentar la desigualdad entre la población. Cierto que en la etapa de desarrollo y sobre todo en la de producción y comercialización se verá desplazado por el banquero al ser necesarias grandes inversiones de capital, que en general el empresario no dispone con lo que en muchos casos le son robadas dichas funciones. Debe ponerse de manifiesto que muchos de los llamados empresarios no son sino financieros disfrazados o íntimos amigos e los políticos importantes del país, que nada tienen que ver con la industria y ese puede uno de los motivos de los problemas de la empresa española. El interés por el corto plazo ha configurado la economía española durante décadas, buscando “pelotazos” continuamente y no negocios más duraderos que son lo que interesan a los trabajadores. Esto ha terminado lastrando la producción industrial unido al apoyo en las ventas mediante mordidas y puertas giratorias. Todo esto s lo que hay que cambiar, las sociedades de capital-riesgo (no disfrazadas) y la nacionalización de ciertos bancos resulta esencial en estos momentos. 

lunes, 22 de julio de 2013

Efectos colaterales de la corrupción politica

Efectos colaterales de la corrupción Gregorio Gil García Es claro que la corrupcion en las concesiones de todo tipo desarrolla un estado muy generalizado principalmente en los dos partidos principales existents en España que potencian un estado mafioso, y un sistema de disponer de dinero negro de libre disposicion, y sin control alguno. Esto proporciona un gran poder a las élites dirigentes y metodos para disciplinar a sus posibles seguidores politicos. Existe tambien un efecto en que al ejercer el "quid pro quo" en la concesion de licencias y proyectos, industriales y de otro tipo, la productividad, e innovacion pasan a desarrollar un papel totalmente secundario en la consecución de los mismos. Ese sistema que lleva funcionando decenas de años ha hecho una labor de destruccion en la industria española hasta dejarla reducida al estado en que nos encontramos. Urge realizar una labor de de regeneración del sistema,y desgraciadamente no creemos que sea posible sin llevar a cabo una desparicion del sistema corrupto actualmente existente y donde el caso Gürtel y Bárcenas desempeña un papel relevante. no creemos que este sistema pueda reconducirse por vias mas ejemplares sin llevar a cabo de una sustitucion total de la actual clase politica acostumbrada desde años a estos atajos y beneficios particulares ya señalados. No cabe duda que la politica del ladrillo era algo ideal para este modo de funcionamiento y esa ha sido una de las causas por las que a la burbuja inmobiliaria le ha costado tanto desaparecer dejando un rastro de cadaveres en el camino. Barcenas y otros han posibilitado las politicas actuales porque los principales lideres de los partidos politicos lo han consentido. Ahora el juego está claro, en el caso de Nixon simplemente por mentir fue objeto de impeachment, en el caso de Rajoy veremos si ocurre lo mismo. No es suficiente con cambiar el lider, es el sistema completo el que no funciona, tenemos un clase empresarial que tiene demasiado que ver con la Banca y muy poco con el I+D+i y asi es muy dificil abrir huecos en nuevos mercado, el naval es solo un ejemplo, no sólo es una cuestion de subvenciones, hay algo mucho más profundo que tiene sus bases en los cultural. En España hemo estado demasiado involucrados en los negocios del pelotazo (corto plazo) sin contemplar otro tipo de soluciones alternativas y ha llegado el momento de cambiar todo esto. No será fácil pero es invitable hacerlo caiga quien caiga.

viernes, 21 de junio de 2013

miércoles, 12 de junio de 2013

¿Por qué los sindicatos no conectan con las personas jóvenes y precarias?

12 junio 2013 |
Daniel Mari Ripa – El Viejo Topo
29 años, mujer, asturiana, licenciada universitaria. Eternos cursos de formación se intercalan en una montaña de becas y contratos temporales, públicos y privados, muchos sin relación con aquello que estudió. Su padre vivió uno de los grandes conflictos sindicales que recorrieron Asturies en la década de los 90. Barricadas, movilizaciones, encierros… Lloró y luchó, desde niña, por el futuro de su familia y de su territorio. Ahora trabaja en una empresa de telemarketing. Horas extras no pagadas, sueldos -en la práctica- inferiores al salario mínimo, nula valoración en la empresa, observación permanente… Si intenta cambiar su situación descubrirá que su empresa carecerá de sindicatos, que no conocerá a la mayoría de sus compañeros y que los intentos por fundar una sección sindical se saldarán con despidos repentinos. Cuenta con la memoria y la convicción de la lucha colectiva, pero, ¿cómo organizarse y llevar a cabo movilizaciones? Finalmente, si no es despedida, no tardará en abandonar, ‘quemada’, y esperando que la siguiente experiencia laboral sea mejor. Al marcharse, habrá conocido a decenas de personas entrando y saliendo de ese empleo pero apenas habrá hecho amistad con un par de ellas. En el silencio de esta precariedad, el trabajo no le aportará cohesión ni satisfacción. Tampoco las amistades generadas en éste. ¿Nos parece extraño que no participe en sindicatos o partidos políticos? ¿Podíamos esperar que ‘militara’ como lo hacía su padre?
La confluencia incompleta
‘Indignados’, ‘mareas’ y militantes de partidos y sindicatos críticos confluyen en las movilizaciones. Y sin embargo eso no se traslada en más afiliación ni en nuevas secciones sindicales. Tiene lógica. El sindicalismo combativo (pero también algunos partidos de la izquierda) recibe simpatías por su discurso anticapitalista y desobediente y por su independencia de financiación pública, características que comparte con el 15-M, recuerda el sociólogo Carlos Delclós. Pero ello no lleva por sí solo a representar a la precariedad. Sin trabajo estable, la llegada de afiliación desde los centros de trabajo se reduce y sólo el 20% de ésta es menor de 35 años (Köhler y Calleja, 2009), lo que lo aleja de jóvenes y precarios. Su lugar lo ocupan los trabajadores de modelos clásicos, sobre-representados en los órganos de decisión. Hay más ejecutivas que asambleas abiertas, los horarios de las asambleas dificultan la participación de precarios y el uso de Internet en la toma de decisiones no se corresponde con el que los jóvenes hacen de la red. Como consecuencia, la brecha es profunda: el precariado es minoritario en partidos y sindicatos y las mayorías sociales que están en las calles apenas participan dentro de estos. Así, sin espacio para participar y mientras las estructuras sindicales y políticas no reflejen la diversidad de la sociedad precaria, difícilmente habrá confluencia entre las protestas populares y las organizaciones tradicionales. Pero, ¿en qué ha cambiado esta sociedad?
Del fordismo a Bob Esponja
Aunque parezca lejano, hubo un tiempo, en la era industrial o fordista, donde nos definíamos como trabajadores de ‘x’ empresa o como militantes de ‘x’ sindicato. Nos sentíamos ‘ligados’ a dónde trabajábamos pero también a la utopía que construíamos colectivamente dentro de sindicatos y partidos. La restructuración capitalista, desde finales de los 70, destruye ese panorama. Los empleados con estabilidad, sindicación y condiciones dignas van declinando. Serán sustituidos por una base periférica de la plantilla, parcial o totalmente desvinculada de la compañía y de estos trabajadores estables. En algunos sectores –como el de servicios- el cambio es radical: ya no existirá el trabajo como antes se conocía. Será la norma la falta de contacto entre trabajadores, la alta rotación, la externalización de contratos o la ausencia de sindicatos. Para muchos, no habrá lugar para relacionarse y organizarse colectivamente, por lo que la combatividad en el trabajo descenderá.
El neoliberalismo buscaba desintegrar al sindicalismo y en algunos sectores lo ha conseguido. La precariedad se cebará en jóvenes (y no tan jóvenes) y mujeres, que un día se descubrirán a años luz de partidos políticos y sindicatos. En ellos, el discurso neoliberal hegemónico ha entrado hasta el fondo: Los despidos serán ‘oportunidades para el cambio’ y el ‘éxito’ requiere ‘identificación con la empresa’. ¿El resultado? “Puedes ser muy radical y extremista en la calle, pero en el centro de trabajo eres muy dócil y no tienes que sindicarte, porque crees que sólo vas a estar una temporadita”, explica el sindicalista José Luis Carretero. Peor aún, hemos normalizado la precariedad y hasta los dibujos animados ‘nos preparan’ para ella: Bob Esponja es un “trabajador indefenso de una empresa de comida rápida que vive feliz en una precarización brutal (gana menos de 20 centavos). No tiene estudios, no asciende, no disfruta de ningún derecho sindical y trabaja para un empresario (Señor Cangrejo) brutal y rácano”, apunta el periodista Antonio Baños.
Una sociedad más líquida
Si el trabajo sólo aporta precariedad, necesitaremos otros lugares donde construir nuestra identidad (consumo, ocio, amigos). El sociólogo Zigmunt Bauman lo llama ‘sociedad líquida’: Cambiamos de ciudad frecuentemente, tenemos decenas de trabajos en nuestra vida, nuestros amigos o pareja no son para siempre, la ropa dura menos de una temporada, escuchar un mismo disco tres veces nos agota. Es más, la idea de una pareja o trabajo para toda la vida nos espanta. No queremos ‘ser’ sino ‘estar’: Hoy puede ser ‘el 15-M’, mañana otra cosa. ¿Fin de la Historia? Para nada. Marx o Bourdieu están de actualidad: Las posiciones sociales y económicas de las clases sociales se reproducen generación tras generación. Por ello, frente al aislamiento, seguimos necesitando de identidades colectivas, sentirnos parte de algo ‘en común’. El ‘boom de las ONGs’ a principios del siglo XXI fracasó y los jóvenes descubrieron que también estaban cansados de la ‘sociedad líquida’: “Está muy bien tener menos sujeciones, pero necesitamos armas colectivas sobre las que rehacer solidaridades”, resume el Catedrático de Ciencias Políticas de la UAB Joan Subirats (El País, 29 Mayo, 2011).
El vacío líquido
Y es que en este ‘vacío líquido’, seguimos teniendo la necesidad de construir relaciones con otras personas, que ya no se harán en el trabajo sino por medio de nuestro entorno cercano (tendremos más interés por viajar, salir de fiesta, conocer gente… que nuestros ancestros) y de las redes sociales digitales (Facebook, Twitter, Tuenti, etc.). Sin esas relaciones, aunque sean temporales, no podemos vivir. En estas redes, nos socializaremos e iremos construyendo una identidad colectiva informal. Evolucionamos en función del ‘refuerzo diferencial’ y el ‘moldeamiento’ que nuestras redes de ‘amigos’ nos hacen. En Facebook, por ejemplo, los ‘me gusta’ (y los silencios) o lo que vemos en nuestros ‘muros’ -según quienes son nuestros ‘amigos’-, generan una norma social de aquello que es adecuado o correcto, de lo normal entre tu entorno social. Un militante de una organización política que use habitualmente Facebook construirá una visión del mundo –y de sí mismo- diferente a la de un músico de un grupo de rock. Sus ‘amigos’ on-line serán diferentes, recibirán diferentes ‘noticias’ en su muro o ‘comentarios’ ante lo que ellos cuelguen. También nosotros fingiremos ser de una determinada manera en las redes sociales (¿somos totalmente sinceros?). Nuestros ‘amigos’ o seguidores online nos darán feedback ante lo que mostremos (‘fungirán’ ante nosotros). En esa interacción –como antes sucedía de manera física- se forjará, transformará y evolucionará nuestra identidad y personalidad. Todo sucederá de manera más rápida y en interacción con un número mayor de personas.
Las primaveras árabes, el movimiento 15-M, los movimientos estudiantiles en Quebec y en México (Yosoy132)… todos comparten (además del uso intensivo de redes sociales y de la crítica al sistema democrático y a la censura de los medios de comunicación) una necesidad de traslación a lo colectivo. Por ejemplo, el 15-M, ante el malestar generado por una crisis que individualizaba problemas colectivos (creando estrés económico) organizó la solidaridad y el apoyo social (micrófono abierto, generación de relaciones), mitigando el dolor y visibilizando voces que no estaban siendo escuchadas en las organizaciones clásicas. Como me decía un integrante del 15-M, “venir a la plaza me quitó la indignación”.
El crecimiento de las organizaciones en la sociedad post-industrial
Buscamos y necesitamos una identidad colectiva, pero ésta ‘se desgasta’ y tenemos que cambiarla. Participaremos en una acción política, por ejemplo contra una línea de alta tensión que cruza nuestro municipio, pero si la condición previa es el hacerlo organizadamente con o ingresar en un colectivo determinado (partido político, sindicato o asociación de vecinos) tendremos más reparos. Juan Carlos Monedero, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid, escribía la siguiente anécdota:
En una reunión de partido con jóvenes interesados, después de las presentaciones de los recién llegados, que repetían la fórmula, “soy simpatizante pero no militante, soy simpatizante pero no militante”, “soy simpatizante pero no militante”, un viejo afiliado (…) espetó: “Pues miren ustedes por dónde que yo soy militante pero no simpatizante”. ¿Quién es su sano juicio puede aguantar de primerizo o primeriza una reunión de partido? (…) Que necesitamos nuevas formas de socialización política es evidente. (Sin Permiso, 1 Agosto, 2011).
Sin embargo, la praxis de las organizaciones políticas cuando querían extender una lucha determinada (o extenderse ellas mismas) sería la siguiente: contar con militantes comprometidos de esa zona, realizar difusión de su presencia (carteles, anuncios o presencia en redes sociales) y convocar actividades, charlas o reuniones donde se intentaría acercar a nuevas personas a la organización hasta conseguir su afiliación al colectivo. Desafortunadamente, esto provocará el rechazo de la mayoría. Paradójicamente, el crecimiento de la idea que defiende esa organizacióny de la propia organización pueden llegar a ser incompatibles. La idea crecerá más si es defendida por personas al margen de esa organización, si se preserva la autonomía de los participantes, si no se requiere asumir una identidad, y si a pesar de ello se conserva la capacidad de decidir sobre el conjunto de ese proceso. Resumamos: Trabajar por rechazar la línea de alta tensión, sí. Afiliarme a una organización para movilizarme ante ello, no.
En la última década, como decía, se ha producido un creciente alejamiento de las nuevas generaciones ‘líquidas’ ante las organizaciones clásicas (partidos o sindicatos), que en su lugar nutrían al asociacionismo juvenil o a los movimientos sociales post-antiglobalización (aunque la respuesta mayoritaria de los jóvenes ha sido el desinterés político). Pero ello no se plasmaba en el desarrollo de movilizaciones alternativas a partidos y sindicatos. Y es que era extremadamente complicado unir a alguien de Huesca con alguien de Sevilla para una movilización conjunta. Se requería la mediación de una organización (o de un medio de comunicación). Éstas tenían el monopolio de la comunicación entre personas de diferentes territorios y fondos económicos para su difusión. Sus nodos locales y sectoriales eran imprescindibles.
Ahora, la comunicación se ha convertido en un acompañante constante de nuestra vida diaria, donde los ‘smartphones’ son ya prolongaciones de nuestro cuerpo. Como consecuencia, la sociedad 2.0 altera, inesperadamente, el funcionamiento de las organizaciones. Nada volverá a ser lo mismo. Internet, primero, y las redes sociales, después, han facilitado y abaratado la acción colectiva y la difusión sin mediación. Partidos y sindicatos dejan de ser imprescindibles: es posible organizarse colectivamente sin una ‘organización’. Ya no se necesita una ‘inteligencia central’. Hay un ‘ejército anónimo’ de mentes pensantes, que se auto-organizan, que piensan e innovan, que construyen un entramado ‘creative commons’. Las organizaciones clásicas (partidos e instituciones), explica Joan Subirats (El País, 2 Agosto, 2011), están sufriendo para entenderlo: creen que Internet es un martillo “con el que seguir haciendo lo de siempre, pero de manera más cómoda o más rápida”. Pero para él, “es otra forma de relacionarse y de vivir. Es otro país”, donde se cuestionan las funciones (casi monopolísticas) de instituciones y partidos de “intermediación y control”, de representación de ideales e intereses, de lealtad y límites a la libertad de expresión.
En ese contexto triunfó el 15-M: identidad individual (pero de la que surgió, a partir de la interacción, un significado compartido y una identidad colectiva -mutable y temporal-), organización difusa y acción simultánea en infinidad de lugares de un movimiento que parecíadormido hasta entonces. Frente a las viejas formas de “liderazgos individuales (narcisistas) y (…) las organizaciones jerárquicas (piramidales)” y centralizadas, surge otro tipo de liderazgo (anónimo) y otro tipo de organización (en red)”, como un ‘enjambre de abejas’, sugiere el profesor de Ciencias Políticas de la Universitat de Girona Raimundo Viejo (Rebelión, 3 Julio, 2011). El 15-M, por tanto, recogía a cientos de miles de jóvenes precarios, parados o trabajadores sin sindicación. Hasta entonces desconectados y sin voz en las organizaciones clásicas, juntos, construyeron una movilización sin mediación, en red. Su foco de lucha no fue el ámbito laboral porque por eso son precisamente ‘precarios’ (temporalidad, debilidad de negociación de sus condiciones laborales, cambio constante de trabajo y sector, o falta de lazos con otros compañeros). Pero la fragmentación laboral y el ‘desinterés’ político se romperá en las plazas y movimientos sociales, que se convertirán en potenciales escuelas de organización de ‘precarios’, hasta entonces divididos. La experiencia del 15-M pasará a los centros de trabajo, donde las Asambleas de las ‘Mareas’ servirán como instrumento de socialización política a médicos, profesores, investigadores o abogados. Las Mareas aparecen y desaparecen, pero en sus picos la participación es masiva e implica a personas que no participaban en el ámbito sindical. ¿Un nuevo modelo de sindicalismo? Eso sugiere el editorial del colectivo Madrilonia (10 Enero, 2013). Según ellos, las Mareas se distinguen por su confluencia entre los ámbitos político, sindical y social. Así, rechazan “la defensa de los servicios públicos como conflictos corporativos que se vinculan de forma exclusiva a las reclamaciones salariales inmediatas de los y las profesionales”, rompiendo la frontera entre usuarios de un servicio y profesionales del mismo. El éxito de la estrategia ha permitido construir una complicidad social bajo la cual la sociedad ha participado en la creación de cuentas en redes sociales, elaboración de carteles, desarrollo de iniciativas por la red o reivindicaciones que trascienden los centros de trabajo y buscan ‘bloquear’ la ciudad. Para Madrilonia, eso no habría sucedido en igual medida en otros conflictos laborales más monopolizados por organizaciones clásicas como la huelga de Metro o el conflicto de Telemadrid.
Viejos de repente, extraños de repente
Imaginaros que alguien retirara la ropa de nuestro armario, la música más actual que escuchamos y la decoración de nuestro salón y la sustituyera por ropa, música y decoración de nuestra infancia. Observaríamos con detenimiento unas prendas que veríamos desfasadas y un sentimiento de vergüenza nos recorrería al pensar en vestirlas de nuevo (al igual que cuando alguien comparte una foto nuestra en las redes sociales de hace 10 o 15 años y re-descubrimos cómo vestíamos entonces). La música seguramente nos traería una sonrisa, vinculada como está a sensaciones y experiencias tenidas mucho tiempo atrás. Mirar el salón de nuevo nos produciría una sensación de volver a la casa de nuestros abuelos. Todo, en definitiva, nos parecería viejo, de repente. Si, por el contrario, nos encerraran en una habitación durante dos décadas sólo acompañados con grabaciones de la música y películas de actualidad o pósteres de anuncios de las últimas campañas de publicidad, el día que saliéramos todo nos parecería extraño. Música muy diferente, gente vestida con ropas inimaginables, campañas de publicidad que revelarían otros valores y otra forma de vivir. En este caso, no nos parecería todo ‘viejo, de repente’, sino ‘extraño, de repente’. Ese sentimiento nos inmovilizaría durante un tiempo, no sabríamos reaccionar, no tendríamos claro qué ha cambiado en el mundo, o directamente rechazaríamos el ‘nuevo mundo’ y repetiríamos sin parar que ‘antes todo era mejor’.
Estos dos ejemplos reflejan cómo la fase post-15-M ha sido percibida por diferentes grupos de la población. Para unas personas, jóvenes o recién llegadas a la política de los movimientos sociales, lo anterior recordaba a otra forma de pensar con la que no se sentían identificadas, sonaba a ‘antiguo’ a ‘estrategias del pasado’ o a ‘mensajes de otro tiempo’. Para otras, luchadoras históricas con años de batallas a las espaldas (pero también jóvenes ‘socializados’ en la izquierda), el 15-M y sus ramificaciones posteriores representaba una forma de actuar y pensar incomprensible, que genera sospechas y reactancias. El uso laxo por los recién llegados de términos que representan el centro de su acción política durante años (‘los de abajo’ en vez de ‘la izquierda’, por ejemplo) les generaba malestar a los históricos (aunque no a todos ellos). El uso repetitivo de esos términos (izquierda, clase obrera) por parte de estos recordaba a ‘los nuevos’ reiteradamente al pasado. La huelga general del 29-M, las críticas al 15-M durante las huelgas mineras (la lucha entre ‘ flores y barricadas’) o el Rodeo al Congreso el 25-S volvieron a mostrar que el conflicto sigue sin cerrar y que sólo puede superarse cuando estas dos visiones de la movilización social aprendan mutuamente. Debemos evitar cerrar en falso este conflicto: buena parte de militancia y direcciones de la izquierda política y sindical creen que del clima de protestas iniciado en Mayo de 2010 derivará una entrada masiva de afiliación a sus organizaciones. De hecho, el activista del 15M y de la Corriente Sindical de Izquierdas, Emilio León, sostiene que “mientras la militancia con ganas de abrir esas organizaciones se ha aproximado al 15M y han dedicado su esfuerzo a las asambleas, los sectores más tradicionales se han mantenido donde estaban sin apenas modificar su concepción y prácticas”. Estos sectores sostienen con vehemencia que las protestas populares no habrían conseguido su objetivo por su falta de ‘organización’, en el sentido clásico.
Pero, ¿es realmente posible volver sin más a los modelos clásicos de organización y esperar adhesiones masivas de la población? No lo parece. El 15-M, sorprendentemente, consiguióvencer en las primeras semanas de las Acampadas: La mayoría de la población asumió e internalizó sus demandas y metodologías, incluso entre quienes se desmarcaron posteriormente de sus acciones e iniciativas. Como una flor, este movimiento polinizó otras flores de su entorno, algunas cercanas, otras muy lejanas. Por ello, aunque los estudiantes del IES Luis Vives de Valencia no hubieran participado en el 15-M y ni siquiera reconozcan su influencia, cuando salieron a las calles y comenzaron la llamada Primavera Valenciana, consideraron ‘normal’ el no pedir permisos en sus manifestaciones, utilizar las redes sociales o criticar que el dinero se usara para privilegios políticos y no para gasto público. Cuando las Mareas impulsaron un modelo de organización, les parecían lógicas las asambleas de centro o la coordinación en grupos de Facebook. Cuando los jueces y abogados salieron a manifestarse en las calles de Oviedo, no les pareció extraño el hacer una convocatoria ‘alegal’, sin notificar a las autoridades. La influencia del 15-M, como ‘clima’ o ‘sentido común’, no se ve pero existe, y lo hace hasta en sectores muy alejados a ese movimiento.
Caminando hacia adelante
Creer que ‘todo lo viejo no está adaptado para la situación actual’ o que ‘todo lo nuevo lo hace perfectamente’ sería un error. Ambos enfoques son necesarios. Estamos en un cambio de ciclo, pero eso no significa que ya lo hayamos hecho o que sepamos cómo hacerlo. Por ejemplo, el asociacionismo ‘formal’ juvenil (como el integrado en los Consejos de la Juventud) sufre la misma crisis de militancia que partidos y sindicatos. Incluso en lo más ‘nuevo’ se repiten errores históricos: El 15-M a veces ha reproducido la forma clásica de organización, patologizándose. Hasacralizado sus propios métodos, sus normas, su ideología… creyendo que sus problemas internos eran los de toda la ciudadanía. Muchas Asambleas del 15-M rechazaron (paradójicamente para un movimiento que surgió por Internet) la participación no presencial (“la gente no se implica” o “prefiere estar en el sofá”). Ello primaba a quienes acudían físicamente a las asambleas y creaba una diferencia endogrupo-exogrupo. Junto a ello, otros clásicos: luchas de egos, una ‘burbuja asamblearia’ (frente al arisco “exterior”) o discursos en nombre del “Pueblo”, sin escuchar qué es lo que éste quiere en realidad. El 15-M ha olvidado a veces la causa de su éxito: No era una organización clásica –con normas, identidad y autoreferencialidad. Su énfasis era hacia afuera (el mundo de precariedad y crisis que era real para sus participantes, reflejado en recortes sociales y reformas laborales), sus métodos eran difusos y abiertos a la innovación, y su identidad colectiva estaba en continuo cambio.
Afortunadamente, cada intento del 15-M de constituirse en organización es ‘puenteado’. Comouna aguja que tira de un hilo, surgen iniciativas descentralizadas, apoyadas en las redes sociales, que han obligado a las protestas populares a fluir hacia delante, con otros nombres, pero con idénticos modelos. Convocatorias globales como el 15-O en 2011 o el 12-15M en 2012 traspasaron a las asambleas del 15-M. El Rodeo al Congreso del 25-S salió adelante a pesar del rechazo de una parte de las asambleas ‘indignadas’. Las mareas verdes de educación o rojas de parados explotaban con o sin el 15-M. Pero también el propio 25-S fue hackeado con propuestas que surgían al margen de sus Asambleas (como la de bloquear los registros del Congreso). Es lo esperable en las sociedades de redes digitales, que comparten características como laHorizontalidad (‘todos somos iguales’), el Creative Commons (lo que se hace es propiedad colectiva y está abierto a la modificación constante) y la Inteligencia colectiva (‘diez cabezas piensan mejor que una’). Está claro: El ‘universo 15-M’ no puede reducirse a una ‘organización’.
La rapidez de estas mutaciones rompe con los paradigmas clásicos. Hay identidad, pero muta rápidamente y permite evolución y aprendizaje (la normalización en el uso de palabras como ‘lucha de clases’ o ‘república’ en el 15-M es un ejemplo). No hay organizaciones estables, pero sí organización temporal. No hay normas y estatutos, pero la memoria avanza con los movimientos. No hay militancia, pero hay activistas que mutan entre proyectos e iniciativas. La sociedad ‘líquida’ ha llegado, pero no para fragmentarnos y terminar con la contestación social, sino paraarticular y dotar de identidad a quienes parecían sumidos en el individualismo del consumo. Es posible desarrollar movimientos masivos y populares, es posible que la consciencia como clase social aumente colectivamente, pero este proceso masivo no sucederá sólo por los medios y formatos clásicos. Necesitamos lo colectivo, pero necesitamos una organización colectiva que refleje cómo somos hoy en día y en qué tipo de sociedad estamos.
Será crucial reducir la distancia entre organizaciones y movimientos, adaptándose a la diversidad de una sociedad donde muchos segmentos sociales no están representados en las organizaciones actuales. Frente a las ‘ásperas vidas organizativas internas’, cada vez valoramos más la autonomía y la creatividad y tenemos “una alergia profunda al seguidismo acrítico”, sugiere el analista Antonio Gutiérrez-Rubí en su página web. Preferimos unirnos a ‘causas’ que a ‘casas’, ‘estar’ en las acciones pero sin necesidad de ‘ser’ militantes. Aún con todo, estos activistas deben poder decidir sobre la estrategia de las organizaciones (‘quien está en la calle contigo, ha de tener voz sobre el proyecto sindical o político). Los liderazgos serán más colectivos, en red y horizontales, apoyados en un trabajo en red abierto a quien esté interesado en colaborar. La lealtad viene por los fines (la lucha con la que el ‘ejército anónimo’ se identifica), mientras que la ética, la austeridad y la transparencia han de estar en un primer plano. La comunicación ha de alejarse de las ‘líneas oficiales’ y debiera confluir con las redes de comunicación desarrolladas por los movimientos de protesta, lo que requiere frescura, creatividad, innovación y ‘licencia abierta’. Es decir, ha de permitirse la apropiación y modificación del mensaje por los no militantes. En cuanto a las acciones, habrá que normalizar formas clásicas de lucha sindical y política entre los más jóvenes, como sucedió en Asturies tras una huelga minera que desencadenó huelgas indefinidas y mimetizaciones en cadena. Pero más allá, las y los más jóvenes tendrán que re-apropiarse de acciones como las huelgas generales, aumentando su efectividad, sacándolas de las fábricas y dirigiéndolas a bloquear el consumo, las ciudades y el sector servicios. En definitiva, la izquierda política y sindical debería acercarse urgentemente a jóvenes y movimientos de protesta, innovando, renovando sus estructuras y entendiendo la diversidad actual de la sociedad, mientras los segundos no deberían menospreciar la importancia de la lucha en los ámbitos político y sindical. Hay que superar la etapa de ser ‘viejos, de repente’ y la de ‘extraño, de repente’, emprendiendo medidas que reformulen los métodos de funcionamiento de las organizaciones: seguir actuando como si nada hubiera cambiado en la sociedad sería un grave error.
Daniel Mari Ripa. Investigador Severo Ochoa-FICYT en Psicología Social de la Universidad de Oviedo.
Artículo publicado en el nº 302 (Febrero de 2013) de El Viejo Topo
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

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sábado, 8 de junio de 2013

A propósito del coraje intelectual

Carlos Carnicero

Una de las grandes decepciones de nuestro tiempo se produce cuando alguien a quien admiramos da señales de contradicción entre su discurso público y sus conductas personales. Predicar no es lo mismo que dar trigo. Tengo nombres en la cabeza pero prefiero que ustedes los deduzcan.
Establezcamos los parámetros de esta reflexión: ni la meritocracia ni la valentía son valores en alza; todo lo contrario. Ser sumiso permite sobrevivir económicamente con más soltura. Y los valores profesionales y personales no cotizan en la bolsa de valores de las empresas e instituciones. La política y también el periodismo reflejan con claridad esta realidad.
El miedo es el gran enemigo de la libertad. La única condición de sobrevivir con el miedo es tener el arrojo de superarlo. La crisis sobrevive en los términos actuales, con sus recetas impostadas, gracias al miedo. Miedo a lo que se puede perder y miedo a no poder recuperarlo. Cada día observamos la falta de valentía de muchos de quienes nos rodean. Ni siquiera se atreven a hacer un gesto discreto de solidaridad con el débil. El miedo lleva a la paranoia de que los pensamientos más íntimos también pueden ser descubiertos.
Desconfío sistemáticamente de quienes tienen más llena la cartera. Probablemente han conseguido su estatus con rendición; y una vez sometido las siguientes veces son mucho más fáciles: los mecanismos de autojustificación son empleados hasta por los más conspicuos criminales.
El compromiso intelectual es siempre un acto de coraje porque obliga a navegar frente a muchas corrientes establecidas.
Hay un ejercicio maravilloso para descubrir a los impostores. Observar con atención a muchos líderes morales de esta sociedad. Progresistas de cara a la galería y conservadores en sus actos personales. Cuando se produce la encrucijada de tener que pronunciarse contra los que les han proporcionado su estatus, las más de las veces se arrugan, disimulan y deciden conservar sus posiciones. Estos especímenes tramposos son especialmente gratificados pos sus propietarios porque saben que el valor ejemplarizante de su rebeldía les dejaría sin la coartada de los presuntos virtuosos que necesitan para justificar sus tropelías.
La cobardía no se penaliza porque se justifica en la necesidad de sobrevivir. No se trata solo de dinero y estatus; no estar en la cima es síntoma social de fracaso. No salirse del foco es una exigencia para el éxito.
Todavía no han descubierto estos defraudadores de las emociones ajenas que la soledad, el compromiso y el coraje proporciona el mayor de los tesoros: la conformidad con uno mismo. Estoy seguro de que la recompensa al coraje se produce más tarde que nunca.

martes, 28 de mayo de 2013

miércoles, 17 de abril de 2013


El negocio del gas amenaza con 'fracturar' España

El 'fracking', una polémica técnica de extracción de hidrocarburos, se prepara para instalarse con fuerza en la Península.
Los ecologistas advierten de la posible contaminación de acuíferos y la expulsión de gases nocivos para la salud.
El Ministerio de Industria se muestra favorable a su práctica, y ha concedido más de 80 permisos de investigación, algunos a empresas que ya practican la fractura hidráulica en Estados Unidos. 
Pozo de fracking para la extracción de gas.
Pozo de fracking para la extracción de gas.
La fiebre del oro ha llegado a España. Pero no se trata de pepitas doradas ni de petróleo, los dos tesoros que históricamente han alimentado el sueño de hacer un pozo en la tierra y desenterrar una fortuna. El objeto de esta fiebre –así como su sostenibilidad y rentabilidad, aseguran sus detractores– es más bien etéreo, gaseoso. Un informe del Consejo Superior de Ingenieros de Minas asegura que España esconde bajo tierra recursos de gas natural para 39 años de consumo. ¿El problema? Sólo es posible extraerlos a través del fracking, una controvertida técnica que puede causar serios daños medioambientales.
El Gobierno español ha autorizado en los últimos años unos 85 permisos de investigación (el paso previo a una licencia de extracción de hidrocarburos) a empresas españolas e internacionales, incluyendo algunas que practican esta técnica en Estados Unidos, donde ya hay informes y denuncias por contaminación del agua y el aire en las zonas de explotación. La mayor parte de las prospecciones se encuentran en las cuencas vasco cantábrica, del Ebro o del Guadalquivir. El ministro de industria, José Manuel Soria, se mostró la semana pasada "a favor"  de permitir el fracking, siempre que cumpla los requisitos medioambientales. Su ministerio incluso modificó una ley para incluir esta práctica, que se no se ha autorizado en otros países con yacimientos aún mayores que el español, como Francia y Bulgaria.
El fracking consiste en cavar pozos de entre 2.000 y 5.000 metros de profundidad, a los que se les inyecta a altísima presión una mezcla de agua, arena y químicos, que hace estallar las rocas donde está atrapado el gas, liberándolo. El peligro que advierten las asociaciones ecologistas es que estas sustancias pueden contaminar la tierra y las reservas de agua. "A veces se recupera un 80% de los agentes químicos, a veces sólo un 15%", explica Francisco Ramos, de Ecologistas en Acción. La Plataforma de Municipios libres de fracking, que ya suma un centenar de localidades, asegura que las explosiones pueden generar movimientos sísmicos, y que el agua que se extrae junto con el gas es altamente tóxica y no está claro cuál es su destino. En investigaciones realizadas en Estados Unidos se mencionan también las posibles emanaciones de benceno, un gas considerado cancerígeno.
Un pozo explotado con la técnica del 'fracking'
Un pozo explotado con la técnica del 'fracking'

Lo que para algunos es, controlando los efectos medioambientales, una oportunidad de negocio para el país –el informe de los Ingenieros de Minas habla de "oportunidad de futuro" que podría "crear miles de puestos de trabajo y reducir la notable dependencia energética" española– para otros supone someter a la población a un peligro innecesario. El parlamento de Cantabria aprobó hace unos días la prohibición total del fracking en su territorio, un camino que está previsto que siga también Asturias. En Cataluña se rechazó la propuesta de ICV de vetar esta práctica, aunque se dio el visto bueno a la creación de una comisión de investigación sobre sus posibles efectos nocivos. Y hay iniciativas similares en La Rioja y Andalucía. Sin embargo, con la disposición que modifica la Ley de Hidrocarburos para incluir el fracking, la regulación estatal se impondría sobre las autonómicas. "Una vez que sea legislación básica del Estado español, afectará a todas las comunidades autónomas", reconoció el ministro Soria el pasado 9 de abril.

La herencia Bush

Que George Bush hijo y Dick Cheney dirigieran el destino de Estados Unidos entre 2001 y 2009 sin duda cambió el mundo. Y no sólo por la guerra de Irak. Las mismas petroleras que se enriquecieron con los millonarios contratos en Medio Oriente también obtuvieron de ese Gobierno republicano carta blanca para exprimir un gran negocio en territorio norteamericano: la extracción del llamado gas no convencional.
El entonces vicepresidente Dick Cheney había pasado, sin escalas, de principal ejecutivo (CEO) de la petrolera Halliburton a la Casa Blanca. Y con el lobby petrolero más cerca del Gobierno que nunca las compañías lograron en 2005 que el fracking quedara expresamente excluido del control de la EPA, la Agencia de Protección Ambiental estadounidense. Los pozos y las explosiones se multiplicaron por todo el país. Y también las denuncias. Halliburton, que hoy es una de las principales proveedoras mundiales de tecnología para esta práctica, se encargó de llegar a acuerdos económicos con todos los demandantes, manteniendo el asunto fuera de los tribunales. 
Pero diversos estudios señalan ya consecuencias ambientales visibles. Por ejemplo en Pensilvania, donde se ha detectado contaminación en los acuíferos por la fuga de metano, empeoramiento de la calidad del aire y efectos negativos en la salud provocados por sobre todo por el exceso de benceno. El documental Gasland muestra cómo habitantes de Dimock, Pensilvania, podían incluso prender fuego al agua del grifo de sus casas. Los proyectos de explotación mediante fractura hidráulica en Nueva York se han dado de bruces contra la movilización del mundo del arte y el cine, cuyos argumentos han llegado hasta Hollywood. El actor Matt Damon, miembro de la plataforma Artists against fracking, creada por Yoko Ono y su hijo Sean, es coguionista y protagonista de Tierra prometida, un filme sobre la proliferación de esta técnica que se estrena el 19 de abril.  
Si en Estados Unidos el fracking lleva años practicándose, en Europa es casi un desconocido. Sin embargo, las reservas del continente son un atractivo evidente para las multinacionales petroleras, que ven mermar el rendimiento de los pozos norteamericanos, y se han dedicado a investigar y hacer prospecciones en varios países. "El rendimiento puede bajar hasta un 80% en el primer año. Por eso se necesitan cada vez más pozos para mantener la producción", explica Francisco Ramos. 
El Parlamento Europeo ha reconocido en un informe ambiental posibles los posibles efectos adversos de las fracturas hidráulicas si no se practica en un marco de exhaustivo control, algo para lo que la misma UE ha detectado al menos 36 lagunas legales que sería necesario corregir.
Mientras el mapa local de la fiebre del gas se puebla de puntos donde las empresas buscan el preciado oro gaseoso oculto bajo la tierra, las asociaciones medioambientales –y las películas de Hollywood– advierten de que un negocio de poco recorrido temporal puede, cuanto menos, cambiar para siempre el paisaje español.

viernes, 12 de abril de 2013

Borrador 2 Declaración de principios CLI




DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS
de
CONSTRUYENDO LA IZQUIERDA (CLI)




Desde CONSTRUYENDO LA IZQUIERDA-INICIATIVA SOCIALISTA, teniendo en cuenta que en la sociedad actual se ha desvirtuado y puesto en suspenso la democracia parlamentaria, a causa del dominio del capitalismo financiero de la Banca, las grandes Empresas y los especuladores, y que ello atenta contra los derechos humanos más básicos y contra la dignidad de las personas,

CONSIDERAMOS:

Primero:
Que toda sociedad de clases es injusta y la nuestra lo es, y más en el contexto actual de polarización de la riqueza, cada vez en menos manos, y de una pobreza cada vez más generalizada, lo cual está produciendo una expansión generalizada de la exclusión, la marginación y la descalificación sociales. Todo ello supone la ruptura unilateral del consenso post-Dictadura y del contrato social en nuestro país.

Segundo:
Que el dominio  económico, las nuevas formas precarias de trabajo asalariado, la deuda pública y privada, la reducción de los salarios, el paro estructural, están siendo usadas como herramientas de dominación por la clase capitalista sobre el resto de la población, dominación que está llegando a una situación límite en la actual crisis del sistema capitalista y de la democracia.

Tercero:
Que todo esto produce, en connivencia exterior con la Burocracia de Bruselas y los denominados "Mercados financieros", el suspenso de hecho de la democracia parlamentaria y el saqueo de los países en beneficio de las oligarquías.

Cuarto:
Que el modelo económico del derroche, el despilfarro y la desigualdad ha puesto al Planeta al límite de sus posibilidades y amenaza con llevarlo a la ruina, y a la vez produce la alienación de los seres humanos al convertirlos en mercancías y en esclavos del consumo y del dinero.

Quinto:
Que las desigualdades producidas tanto por el dominio económico como por la ideología dominante y patriarcal son una lacra de nuestro sistema que produce infelicidad  de todo tipo y lleva a la disolución de la cohesión social.

Por todo lo expuesto, creemos que es necesario avanzar a la superación de la sociedad de clases para conseguir una democracia auténtica e igualitaria.

PROPONEMOS:

Primero:
Trabajar por una sociedad post-capitalista, donde desaparezca la explotación de unos seres humanos por otros. Es necesario construir una Europa de los Pueblos y no de los Mercados. Es necesario avanzar hacia una democratización de todos los aspectos del Estado y de la economía, de modo que el fruto del trabajo sea de los trabajadores y que los ciudadanos participen en los asuntos públicos de una democracia en continuo proceso de perfeccionamiento.

Segundo:
Avanzar hacia la superación de la sociedad patriarcal y de cualquier rasgo de machismo, homofobia,  racismo y demás lacras ideológicas,  para llegar a vivir en una sociedad igualitaria en derechos y rica en diferencias.

Tercero:
Poner la Economía al servicio de las personas, y no al contrario como en la actualidad, de acuerdo con las limitaciones que nos dicta la ecología y buscando una relación más respetuosa con el medio ambiente.
  
Cuarto:
Creemos firmemente que este proceso se ha de lograr por medios pacíficos y democráticos, que son los únicos que consideramos legítimos.

Por todo ello, CONSTRUYENDO LA IZQUIERDA se constituye como espacio socio-político de carácter democrático y de izquierdas, donde tengan cabida todas las mujeres y hombres que se consideren asimismo de izquierdas y defensores de la naturaleza, comprometidos con cambiar la sociedad actual hacia una sociedad más igualitaria, libre, fraterna y justa. Los componentes de CONSTRUYENDO LA IZQUIERDA nos sentimos dentro de la tradición socialista, federalista, ecologista, feminista, laicista y republicana, siendo éstos los PRINCIPIOS generales de nuestra formación política. Nos sentimos deudores del pensamiento socialista español y universal, así como de las escuelas de pensamiento alternativo encaminadas a una profunda transformación social.

CONSTRUYENDO LA IZQUIERDA nace en mayo de 2012 con la voluntad de promover un frente amplio antineoliberal y de izquierdas, buscando la reorganización política de las izquierdas y la construcción de un instrumento participativo e inclusivo, que sirva de herramienta para que las clases populares, los jóvenes y las personas paradas se organicen políticamente y actúen.

Actuamos convencidos y dispuestos a colaborar en la constitución de un nuevo actor político necesario para poder dar la vuelta a la trágica situación de nuestro país. Los nuevos movimientos cívicos y sociales de protesta exigen una respuesta diferente y sobre todo una nueva manera de participar alejada de las viejas prácticas de aparato y repartos de poder al margen de los ciudadanos.

En CONSTRUYENDO LA IZQUIERDA entendemos que, tras el hundimiento de las expectativas electorales y la quiebra de la confianza de la ciudadanía en los partidos políticos, es imprescindible la construcción de un referente colectivo y político que recoja la confianza perdida y permita el cambio mediante un proceso diferente, radicalmente democrático.

Creemos que es el momento de pensar en las personas que sufren, en los millones de parados y paradas, en los jóvenes sin futuro y, en definitiva, en el peligro en que se está poniendo la existencia digna debido a una nueva guerra de clases de los ricos contra los pobres, los ancianos, los indefensos y contra todos nosotros, una guerra diseñada desde los centros de poder mediante las fórmulas neoliberales puestas en práctica con las políticas de recortes y la mal llamada “austeridad”, y que esconden la voluntad de enriquecer más al rico y hacer más pobre al resto de la población, abriendo nuevos negocios con los despojos del Estado de Bienestar.

CONSTRUYENDO LA IZQUIERDA propone que las fuerzas sociales, políticas y sindicales afines nos reunamos y comencemos a trabajar en la creación de ese Frente político antineoliberal y de progreso que luche por la transformación de la sociedad hacia una más justa, libre, democrática, solidaria y soberana. Es vital la re-apropiación de la política por parte de la ciudadanía para poder resistir con éxito esta oleada antidemocrática neoliberal que está poniendo en peligro no sólo el Estado del Bienestar sino la misma esencia del Estado democrático, social y de derecho. 

En la acción cotidiana, CONSTRUYENDO LA IZQUIERDA trabajará de forma participativa, asamblearia y popular, confeccionando un programa mínimo consensuado y claro con objeto de alcanzar el poder cívico y gobernar, con dos premisas básicas: mandatos revocatorios y democracia participativa. 

Reclamamos otra forma de entender las relaciones internacionales, basadas en el respeto mutuo, la paz y el diálogo para la resolución de los conflictos, asumiendo  un mundo multipolar que ya es una realidad.

En CONSTRUYENDO LA IZQUIERDA estamos convencidos de que es urgente impulsar un profundo cambio social y democrático mediante la autoorganización  política, con un programa de regeneración democrática y transformación social y una reapropiación de la política por parte de la ciudadanía.

Con esta Declaración de Principios, CONSTRUYENDO LA IZQUIERDA pretende la búsqueda de una nueva forma de hacer política que sea útil para la necesaria modificación del actual modelo económico y social, y que nos permita ampliar, canalizar y contribuir a la coordinación de la participación social y política.

El objetivo de avanzar hacia una democracia participativa como forma de  organización política de nuestra sociedad debe ir unido a la práctica de formas democráticas internas en nuestro grupo. La mejor credibilidad consiste en practicar lo que se predica, y los procesos son esenciales para obtener los resultados pretendidos. Esto nos lleva a ser una organización lo suficientemente flexible como para ir adaptando los mecanismos participativos a cada situación.

Creemos que la coherencia plena es posible, por lo cual esta Declaración está orientada a la búsqueda de dicha coherencia, tanto entre los objetivos que nos  guían como en los medios, métodos y forma de organización.

Otro elemento que básico es conseguir abrir caminos y procesos que permitan una confluencia de voluntades de cambio hacia una sociedad más justa, participativa y respetuosa  con la naturaleza. Esta confluencia exigirá organizarse de manera que se respete la diversidad, tanto dentro de CONSTRUYENDO LA IZQUIERDA como en las relaciones con otras experiencias que agrupan a personas que trabajan en el mismo sentido.

CONSTRUYENDO LA IZQUIERDA no es un partido político tradicional, pretendemos romper  con dinámicas, limitaciones y vicios ligados a las estructuras clásicas.

Las señas de identidad de esta formación politica son la actualización en el siglo XXI del pensamiento transformador del socialismo, junto a valores como el ecologismo, el pacifismo, la igualdad de género y la solidaridad, para construir un sistema social alternativo y participativo.

Debido a ello, CONSTRUYENDO LA IZQUIERDA utilizará como herramienta importante la integración de las nuevas tecnologías con la democracia participativa, para fomentar una mayor y mejor implicación de la ciudadanía con sus representantes. La comunicación en redes virtuales es un instrumento básico de  interacción con los ciudadanos y entre éstos y sus representantes,  así como, internamente, del conjunto de la organización en todos sus niveles.

Los puntos de la presente Declaración tienen  carácter  provisional, en tanto la primera Asamblea de CONSTRUYENDO LA IZQUIERDA no los debata de manera democrática y  participativa y los modifique y altere, o mantenga si ésta es la voluntad de sus miembros.

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domingo, 7 de abril de 2013

manifiesto de Construyendo la Izquierda - Alternativa Socialista desde hace un año.

Hace un año publicábamos este documento:

manifiesto de Construyendo la Izquierda - Alternativa Socialista

Hace ya un año un puñado de compañeras y compañeros comenzamos a trabajar al objeto de organizar a las personas socialistas rebeldes ante el secuestro liberal, neoliberal y empresarial del Socialismo en el estado español y en Europa en general.

Fruto de correos electrónicos y debates surgió la PLATAFORMA DE SOCIALISTAS A LA IZQUIERDA y posteriormente Construyendo la Izquierda, como aglutinantes que se inspiraban fundamentalmente en el Parti de Gauche francés y sus aportaciones socialistas, ecosocialistas y en pro de una Revolución Ciudadana.

Las ideas de Lafontaine y posteriormente de SYRIZA nos ilusionaron y entendimos que había un camino, dificil y ardúo que recorrer, pero valía la pena recorrer.

El 2 de Marzo del 2013 en el Ateneo de Madrid, este espacio socialista, ecosocialista, laico y republicano pero que recogía también las tradiciones del marxismo revolucionario y del Socialismo del siglo XXI, comenzó a caminar con la compañía de Oskar Lafontaine, Dimitris Touskalas y la presencia de AGE ( Alternativa Galaega de Esquerda) así como del Parti deGauche . CLI llamó a ser: Construyendo la Izquierda- Alternastiva Socialista.


Somos una voluntad de acción convergente y un experimento político que huye de la esclerotización de las formaciones políticas del siglo XX, pero recogemos todo lo positivo de la tradición socialista, comunista, federalista y socialdemócrata de clase asi como el austromarxisto. Pero también el espíritu de las Mareas, las asambleas y los nuevos movimientos sociales, es decir el altermundismo.


Ahora a causa de la pudrición del partido único neoliberal de gobierno, utilizando una expresión de Oskar Lafontaine y el desgaste irreversible de la monarquía y la Constitución del 78, violada por su reforma exprés entendemos que nuestro primer manifiesto - de hace un año- tiene más sentido que nunca y por eso lo reproducimos y reivindicamos.

Llamamos a todas las personas socialistas de buena fe  o votantes que creen ser de un partido socialista que hace ya décadas dejó de serlo, así a como a quienes desean desde las izquierdas plurales, ecologicas, indignadas y alternativas a transformar democráticamente la sociedad a acompañar a CLI (CONSTRUYENDO LA IZQUIERDA- alternativa socialista) a trabajar unidos, unidas y agrupadas.



Pero sobre todo gritamos con fuerza la imperiosa necesidad de entre las diferentes sensibilidades y fuerzas sociopolíticas crear una Coalición Ciudadana, Frente Amplio o Frente Social Unido, que nos permita y ya, recuperar la soberanía popular y frenar las criminales políticas de recortes y neoliberales, que desde 2008 nos están empobreciendo, conduciendo a la exclusión social y al empobrecimiento general en beneficio de los bancos, las grandes fortunas y las y los poderosos.


Manifiesto Socialista: Por un espacio de recuperación del Socialismo en el Estado Español

Las y los Socialistas firmantes de este manifiesto, afirmamos que contemplamos con honda preocupación, como en nombre de esta hermosa y combativa palabra – Socialismo-, en Europa en general y España en particular se implementan políticas de clara raíz ideológica neoliberal, que perjudican gravemente a las clases trabajadoras –con empleo o no- y al conjunto de las clases populares.

Las socialdemocracias europeas hace años que caminan erráticas y sin proyecto de futuro, proponiendo tímidas reformas sociales, sucumbiendo a la ideología liberal, con ciertos matices progresistas, máxime desde la aparición de la tercera vía. Las socialdemocracias, son un leve reflejo de lo que fueron y además sucumbieron incluso a la idea de adelgazar el estado del bienestar con la excusa de mantenerlo, en lugar de enfrentarse a la ola ideológica neoliberal y al nuevo capitalismo financiarizado y des-regulado, verdadero culpable de la crisis capitalista y de la deuda. Los mal llamados partidos socialistas y socialdemócratas, aplicaron las políticas de las derechas conservadoras y dellos grupos de presión bancarios y apoyaron la deriva neoliberal de la Unión Europea.

Ante esta situación en diversos países europeos, socialdemócratas y socialistas, iniciaron procesos de reagrupación de las izquierdas reales que militaban en esos partidos e iniciaron desde la tradición socialdemócrata de origen marxista y el marxismo, pero también desde el ecologismo, el feminismo y el enfrentamiento a la globalización ultra-liberal unas nuevas agrupaciones políticas de hombres y mujeres combativos que se enfrentarán a esta situación y a las cúpulas e ideólogos socioliberales, que habían apartado a sus partidos del espíritu y la idea, para la que fueron creados.

En América Latina surgían igualmente nuevos partidos socialistas y hacía el socialismo, que no solo han sido ignorados por la mal llamada Internacional Socialista, sino que está, apoya agrupaciones políticas implicadas en la corrupción y que sustentan a las oligarquías locales y a los intereses de las transnacionales y de la geopolítica dedominación de los Estados Unidos.

La carga teórica tan rica del marxismo, las ideas de igualdad y no dominio republicanas y el reformismo nacionalizador obrerista, fue abandonado y se habla tan solo de un reformismo, liberal, que estallada la crisis de 2007, se transforma en apoyo puro y duro a recortes sociales y apoyo del trasvase de dinero público a la banca privada, además de apoyar e impulsar privatizaciones del Sector Público.

Ante todo esto y el carácter burocrático, elitista y oligárquico de todos estos partidos que fueron socialistas y socialdemócratas, bases conscientes, desde la generosidad y audacia que da el no estar al amparo de ningún aparato han reaccionado. También en el Estado Español, se ha producido esta reacción, de forma a veces individual, a veces en pequeños grupos e incluso en experiencias fallidas. Pero, entendemos que tras el zapaterismo alarmantemente claudicante, tras Davos 2010 y la reafirmación de una suerte de neofelipismo, que no cuestiona un modelo caduco y patrimonial de partido, ha llegado la hora de reagrupar, coordinar y auto-organizarnos las y los socialistas de los Pueblos de España.

No somos más que expresión y voluntad de nuestras propias convicciones socialistas. No renunciamos a nuestras bases ideológicas cuyas raíces se hunden en el marxismo. También en el clasismo obrerista, pero incorporados a las nuevas aportaciones de ciudadanía global consciente y radicalmente democrática, ambientalista y eco-socialista.

Somos profundamente antineoliberales. Creemos en la necesidad de crear y potenciar una nueva sociedad, un nuevo mundo que lejos de la rapiña y autodestrucción capitalista, busque la felicidad y el buen vivir de las personas. Somos republicanos, tanto en luchar por una nueva forma de estado y de régimen, como en la construcción de una democracia real y profunda, que busque la igualdad y la fraternidad e impida las dominaciones oligárquicas que sufrimos, cada vez, con más dureza.

Sabemos que el socialismo, basado en la tradición de Jaime Vera, Pablo Iglesias, Largo Caballero, Fernando de los Ríos, Juan Negrin y tantos otros y otras, pero también en Rosa Luxemburgo y Antonio Gramsci, entre los clásicos, con las nuevas aportaciones que van desde Judt a Ignacio Ramonet, Bernard Cassen, Susan Goerge, a Juan Torres y Vicenç Navarro, entre otras y otros, nos dan un bagaje teórico, del que tampoco hay que olvidar a la teología de la liberación o las aportaciones eurocomunistas.

Es necesaria pues, la búsqueda de la unidad y el encuentro de las y los socialistas críticos con las direcciones neoliberales, o que ya hace tiempo tomaron la determinación deromper con el PSOE, dada su deriva anti-social y liberal, o bien hartos de exclusiones burocráticas decidieron seguir luchando en otras formaciones o movimientos sociales y sindicales. Pero este encuentro, también debe ser una formula para en una segunda fase, buscar la unidad de las izquierdas plurales, identificadas con los de abajo, una nueva constitución y una clara y determinante regeneración democrática. El problema fundamental en estos momentos, es defender la democracia en su plenitud y grandeza. Recuperar la soberanía popular secuestrada por la dictadura de los mercados.

Hay alternativas al neoliberalismo y posibilidades de presentar una crítica al capitalismo, desde la democracia y el republicanismo activo. En el estado español, hay no solo espacio, sino la necesidad de construir un socialismo cívico y participativo, federalista y eco-feminista que posibilite el recuperar las ilusiones de tanta gente y haga frente deforma efectiva y combativa al neofranquismo reinante, en el Gobierno y en el Estado, de manos del Partido Popular y las grandes empresas y bancos que nos imponen su voluntad e intereses particulares.

Sabemos que nuestro papel, es recogiendo la tradición y las nuevas ideas sociales y socialistas, contribuir y acompañar a los nuevos movimientos cívicos y sociales, los sindicatos de clase, así como a las izquierdas transformadoras ya existentes, en la construcción conjunta de una alternativa política constituyente y que se enfrente con voluntad real de gobierno ciudadano y radicalmente democrático a las oligarquías económicas y políticas, que nos dominan.

No se puede estar contra la reforma laboral y apoyar la reforma financiera, son parte ambas de un mismo paquete neoliberal, es más es el poder financiero el que impone ambas y por tanto, solo eso ya es causa más que justificada, de que digamos basta ya y las y los socialistas nos auto-organicemos y reconstruyamos el espacio que aúne a socialistas, socialdemócratas de izquierdas y eco-socialistas en un nuevo espacio político, con vocación plural, estructura democrática muy amplia y voluntad de confluencia y convergencia antineoliberal.

Estamos por:
  • La Nacionalización de las Cajas de Ahorros y la creación de la Banca Pública.
  • La Defensa e incremento de los servicios públicos y su no privatización. La potenciación de la educación y salud públicas y la renacionalización de sectores estratégicos privatizados.
  • Nos manifestamos en contra del Pacto por el Euro, los tratados de la Unión de ideología política neoliberal y el fin del dominio de las transnacionales en la política europea. Reclamamos el fin del protectorado centro-europeo conservador sobre España. Exigimos la anulación de todos los Tratados europeos, que consagran la opción política neolberal en Europa, convirtiendo el capitalismo fuertemente des-regulado en doctrina pseudo-constitucional.
  • Estamos a favor de la restitución total, de la soberanía de los pueblos de España y de su estado. Los tratados internacionales, se deben basar en la libertad y no en la imposición.
  • Somos laicos. Exigimos en fin del Concordato y le pago por parte de la Iglesia Católica del IBI, IVA y de todos sus impuestos.
  • Políticas de justicia fiscal. Fin de las SICAV e impuestos justos, progresivos y redistributivos. Subir los impuestos, en especial a los sectores más poderosos, es lo que es de izquierdas. Decidido apoyo a la economía social y las empresas familiares.
  • Libertad sindical real. Fin de la contrarreforma laboral y restitución de los derechos conquistados en las luchas sociales.
  • Total libertad e igualdad de género e identidades. Lucha contra cualquier discriminación.
  • Control democrático de la justicia. Elección democrática de los jueces y fin de la endogamia de los altos cuerpos del Estado.
  • Democracia Participativa. Creación de Consejos comunales y barriales, con competencias de control y gestión del gasto.
  • República. Reconstrucción del patriotismo republicano, basado en el federalismo y el reparto.
  • Política internacional de paz y frente a los dominios imperiales y neocoloniales. Especial relación con los procesos progresistas y de cambio en Latinoamérica.
  • Justicia Social y Fiscal global. Otro mundo además de posible, es imprescindible.
  • Recuperación y reactivación de los espacios socialistas internacionales en internacionalistas. Hacía el proceso de reactivación del socialismo organizado el 14 deAbril.
CREEMOS UN LAFONTAINE COLECTIVO

1º manifiesto de 2012 llamando a la creación de un polo antineoliberal, anticapitalista, ecosocialista y Socialista