Carlos Martínez – Presidente de ATTAC España
Los impuestos, que en una sociedad de mercado son imprescindibles, no solo generan recursos públicos sino también, tal y como afirmaba Adam Smith, son los que dan carta de naturaleza a la ciudadanía, es decir son un hecho político, y lo son tanto en cuanto afirman nuestra capacidad de exigencia cívica y de control. También en que definen las políticas que los gobiernos implementan y ejecutan.
Las exenciones y rebajas impositivas a las grandes fortunas, o bien las actividades a las que se destinan -es decir más servicios públicos o más defensa y guerra, seguridad y protocolos varios-, diferencian el carácter o tendencia de un Gobierno o una determinada mayoría parlamentaria.
Así pues, las políticas de rebajar impuestos de forma continuada a los poderosos son conservadoras e injustas, y los impuestos que graban a quien más tiene y luego redistribuyen son más justas e igualitarias.
En estos últimos años, por el auge de las doctrinas políticas neoliberales, las rebajas injustas de impuestos han tomado carta de naturaleza, y la misma socialdemocracia colonizada y/o casi totalmente colonizada por las ideas liberales ha caído en la trampa de que las rebajas de impuestos eran buenas. Pero lo más grave es que culturalmente amplísimos sectores de la ciudadanía occidental han adaptado esta ideología, y totalmente alienados piensan que los impuestos no son buenos y votan a quienes les prometen rebajas de impuestos, sin pensar que los Servicios Públicos que ellos necesitan, se están deteriorando, privatizando y cercenando sus derechos sociales.
La Socialdemocracia tercerista o socioliberalismo ha tenido mucha culpa en esto, haciéndole un gran favor a las derechas liberales europeas, pues ni ha sabido hacer pedagogía con los impuestos y su justa redistribución, ni ha combatido ideológicamente defendiendo lo público y el estado del bienestar.
La ideología, insisto, neoliberal ha impuesto su cultura y su mensaje y a la socialdemocracia ahora le cuesta mucho defender la necesidad del hecho impositivo. Pero es que los grandes sindicatos también han sido cómplices -al menos hasta ahora- de este desarme fiscal, que tanto perjudica a las clases obreras y trabajadoras, a las y los asalariados, con o sin empleo.
Ahora, además, ante la crisis global del sistema capitalista, provocada por los bancos norteamericanos y europeos, así como por los especuladores financieros, están logrando que los inmensos gastos de remontar la crisis financiera, los paguemos las y los ciudadanos de a pie, es decir los no especuladores o ligados a las capas dirigentes de la economía financiera y financiarizada. Los bancos y las grandes empresas privadas están obteniendo grandes subvenciones de los Estados y de la Unión Europea, y mientras tanto exigen rebajas de impuestos. Esa es la única realidad.
Además, como igualmente se está extendiendo la leyenda de que los servicios en manos privadas funcionan mejor y son más eficientes, la cuadratura del círculo ya es perfecta para la derecha, los liberales, los grandes financieros y las transnacionales. Esto se mezcla hábilmente con el deterioro paulatino de la Sanidad Pública, la Enseñanza Pública y el Sector económico público, de forma que se le hace otro favor a las grandes aseguradoras, bancos e industrias farmacéuticas, de salud o de educación, y productos culturales, que ven como continuamente se les abren nuevos campos de negocio a costa de las engañadas y egoístas capas medias occidentales.
Es por lo que la lucha por unos impuestos justos, progresivos y correctamente distribuidos se convierte ahora en una de las bazas del altermundismo, de las nuevas izquierdas sociales y de la Izquierda.
Pero es que además mientras las grandes fortunas sigan contando con los Paraísos Fiscales, seguirán poseyendo una magnifica plataforma casi legal -o al menos alegal y no perseguida- de evadir impuestos. De hecho, el gran agujero negro de los impuestos son esos Paraísos, que son utilizados normalmente por bancos y grandes fortunas, por lo que la polémica sobre si subir ahora los impuestos o no a las grandes fortunas que se esta produciendo en el Estado Español, no solo es baladí, sino que es falsa. Nos encontramos ante una mera contienda electoralista, pues la derecha española sabe que los de verdad pudientes pagan en realidad muy pocos impuestos, y solo opta a captar aún más votos de los sectores más insolidarios de las clases medias. Mientras que la socialdemocracia, dominada por “expertos” liberales, no tendrá el valor de enfrentársele frontalmente.
En ATTAC seguiremos pues demostrando que la Justicia Fiscal Global es necesaria e imprescindible, y que los acuerdos del G-20 sobre los Paraísos Fiscales son papel mojado, al igual que sus otros compromisos, y que solo la información y la acción ciudadana global lograrán influir para que la Justicia Fiscal se acometa.
Ahora bien, si alguien está dispuesto a hacer políticas de Izquierda y realmente redistributivas, podrá contar con muchas y muchos de nosotros. Pero hacer políticas de izquierdas supondrá tener que enfrentarse a los poderosos, a El País y PRISA, a la CEOE, a que les llamen dictadores o sufran acosos mediáticos y golpistas como los que sufren Chávez, Morales, Correa o acabar como Celaya. Supone tener que movilizar a las clases trabajadoras y hacer una pedagogía política que hoy no se hace desde las “izquierdas” antiguas o cooptadas por las ideas liberales