sábado, 19 de febrero de 2011

La privatización de los ejércitos



ImageEligio Hernández.- El fundamentalismo neoliberal, que nadie ha elegido ni controla,   ha tomado el poder de los Estados, a los que ha invadido en toda regla, sin armas ni bombas. La política económica de los Estados está totalmente controlada  por el  FMI  y sus sabuesos ultraliberales, cuyo objetivo es acabar definitivamente con el Estado del Bienestar creado por la socialdemocracia, a la que han aniquilado sin resistencia, la destrucción de la clase media, de los sindicatos , la eliminación del contenido social de los Estados, tanto a nivel de prestaciones sociales, como a nivel de derechos económicos y laborales, la privatización total de la educación, sanidad, servicios públicos, suelo, energía, agua, y de otras fuentes públicas de riqueza, todo ello a través de un descomunal plan de ajuste neoliberal, que afecta principalmente a los más desfavorecidos, por los mercados, actuales gobiernos de facto en todos los países europeos.
Sólo falta que privaticen a los Ejércitos, como ya se ha iniciado por los Estado Unidos, privando así a los Estados de la columna vertebral que les permite navegar sin hundirse en aguas procelosas. Como dijo Ortega y Gasset “debe un pueblo sentir su honor vinculado a su ejército, no por ser el instrumento con que puede castigar las ofensas que otra nación le infiera: éste es un honor externo, vano, hacia afuera. Lo importante es que el pueblo advierta que el grado de perfección de su ejército mide con pasmosa exactitud los quilates de la moralidad y vitalidad nacionales. Raza que no se siente ante sí misma deshonrada por la incompetencia y desmoralización de su organismo guerrero, es que se halla profundamente enferma e incapaz de agarrarse al planeta”. En la misma obra razona: "medítese un poco sobre la cantidad de fervores, de altísimas virtudes, de genialidad, de vital energía que es preciso acumular para poner en pie un buen ejército. ¿Cómo negarse a ver en ello una de las creaciones más maravillosas de la espiritualidad humana? La fuerza de las armas no es fuerza bruta, sino fuerza espiritual". Muchas veces se olvida, como señaló Bedell Smith que: “raramente ha sido capaz la diplomacia de ganar en la mesa de conferencias lo que no ha podido ser ganado conservado en el campo de batalla”.Sin Ejércitos la humanidad está advocada a la barbarie.

La desnaturalización de los Ejércitos ya empezó con la eliminación por los gobiernos conservadores del servicio militar obligatorio, institucionalizando un Ejercito  profesional integrado mayoritariamente por soldados pertenecientes a  las clases sociales depauperadas, en busca de un puesto de trabajo que les niega el mercado o de un permiso de residencia en los Estados Unidos, y desvirtuando la noble vocación militar y el  sublime sentimiento del patriotismo que justifica y dignifica a los Ejércitos. El fin último del totalitarismo del mercado es privatizar los Ejércitos para ponerlos al servicio de sus intereses, y no al servicio de sus Patrias, sin el cual carecen de sentido. Un ejército sin virtudes militares, sin honor, sin héroes, sin valor, se convierte en una banda de mercenarios, cuando no de asesinos a sueldo. Entonces el Gran Hermano orweliano del mercado habrá destruido a los Estados y sometido a los pueblos a nuevas formas de esclavitud, si no lo remedia la inaplazable reconstrucción de un nuevo socialismo global que sustituya a una izquierda testimonial dividida, políticamente profesionalizada, y a un sindicalismo multifraccionado y burocratizado, que pierden el tiempo con discusiones bizantinas acerca de si son galgos o podencos, y se conforman con la migajas que les da el poder económico, abandonando a su suerte a los pobres del mundo.
Publicado en San Borondón 11-12-2010